Transiciones Interdependientes y la Reconfiguración de lo Social
Descarbonización. Integración de la IA. Transformaciones de la identidad inducidas por la migración. No se trata de temas ordenados por conveniencia o alcance. Apuntan a una estructura más profunda: un conjunto interrelacionado de transiciones que se niegan a permanecer en sus carriles. Lo que estamos viendo no es la suma de conmociones sectoriales, sino la reorganización de los regímenes subyacentes de la modernidad: sus infraestructuras de sentido, valor y control.
Para abordarlo, necesitamos una sociología que no empiece por los objetos -el clima, el código, las fronteras-, sino por los sistemas que dan sentido a esos objetos. No el "cambio climático", sino la crisis del metabolismo sociotécnico. No la "IA", sino las racionalidades cambiantes de la delegación, la predicción y la abstracción laboral. No la "migración", sino las transformaciones en la ontología del sujeto: quién cuenta como portador de derechos, quién pertenece y por qué motivos.
Para ello es necesario abandonar los análisis centrados en cuestiones específicas y acercarse a lo que Ulrich Beck, ya en la década de 1990, denominó la segunda modernidad: una fase en la que la reflexividad de los sistemas sociales -la forma en que las sociedades responden a sus propios riesgos- pasa a ser constitutiva. Sin embargo, el diagnóstico de Beck sigue siendo insuficiente hoy en día a menos que se reelabore a través de lentes institucionales y materiales más fundamentadas. Las infraestructuras que conducen estas transiciones -arquitecturas de datos, sistemas energéticos, regímenes fronterizos- no operan como sustratos neutrales, sino como actores por derecho propio, haciéndose eco de lo que estudiosos como Sheila Jasanoff han denominado la coproducción del conocimiento y el orden.
Aquí, la agencia no se localiza en los "actores" en el sentido sociológico convencional. Siguiendo a teóricos como Margaret Archer, tenemos que dar cuenta de cómo la agencia está siempre incrustada, estratificada temporalmente, enredada con la reflexividad institucional. Pero, del mismo modo, el sistema no es un fondo neutro, sino que actúa. La insistencia de Niklas Luhmann en el cierre autopoiético de los sistemas sociales sigue siendo aquí provocativa, aunque su alergia a la normatividad limita su alcance diagnóstico. Lo valioso, sin embargo, es la idea de que el sistema "ve" según su propio código operativo -ya sea el derecho, la ciencia o el capital- y que las crisis surgen cuando chocan múltiples códigos sin mediación.
La paradoja, por tanto, no es epistémica sino estructural. La contradicción aflora no porque entendamos mal el sistema, sino porque el sistema ya no se entiende a sí mismo de forma unificada. Esto es particularmente visible en el ámbito de la gobernanza climática, donde las temporalidades del riesgo ecológico, el ajuste del mercado y los ciclos electorales siguen estando radicalmente desincronizados. Esto no se puede "resolver" mejorando la previsión o la coordinación; la fricción es ontológica.
Si existe aquí un centro de gravedad, éste reside en tratar las transiciones no como agrupaciones temáticas, sino como rupturas mutuamente condicionantes en el modo en que la modernidad organiza la vida. El enfoque de Andreas Malm sobre el capital fósil, la insistencia de Ruha Benjamin en la inscripción social del código, las reflexiones de Étienne Balibar sobre la frontera como algo material y simbólico, todos ellos se resisten a la compartimentación. Nos recuerdan que la unidad analítica no es ni el "problema" ni el "sector", sino el conjunto cambiante de racionalidades institucionales, formas sociotécnicas y subjetivaciones que producen.
Hacer "clima" hoy es también hacer sociología de la automatización, de las fronteras, de la soberanía, del riesgo. Pero no de forma aditiva. La tarea consiste en captar la maraña interna de estos regímenes -sus contradicciones, desajustes temporales y puntos de colapso-, no para imponer coherencia, sino para cartografiar la estructura de la propia incoherencia.
No se trata de un llamamiento a la interdisciplinariedad en el sentido burocrático habitual. Es una demanda de pensamiento sociológico que empiece donde empieza el sistema: en sus paradojas, sus fallos de traducción, sus bucles de retroalimentación inacabados. Lo que se estudia no es un conjunto de temas. Es la condición en la que los "temas" aparecen como tales.
Referencias
Beck, Ulrich. La sociedad del riesgo: Hacia una nueva modernidad. SAGE, 1992.
Bourdieu, Pierre. La lógica de la práctica. Stanford University Press, 1990.
Bratton, Benjamin. La pila: Sobre software y soberanía. MIT Press, 2016.
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Giddens, Anthony. Las consecuencias de la modernidad. Polity Press, 1990.
Haraway, Donna. Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene. Duke University Press, 2016.
Luhmann, Niklas. Social Systems. Stanford University Press, 1995.
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Tuomela, Raimo. La filosofía de las prácticas sociales: A Collective Acceptance View. Oxford University Press, 2002.
Gilbert, Margaret. On Social Facts. Routledge, 1989.
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